La Enseñanza: roles y métodos
- Revista Encuentro
- 30 ago 2018
- 3 Min. de lectura

En un artículo anterior conocíamos una pequeña parte del trabajo realizado por María Cristina Davini, gran pedagoga argentina que dedicó importantísimos estudios a la educación.
Sus investigaciones y aportes a la enseñanza, la didáctica y la formación de maestros resultan lectura obligada y provocadora en los programas de todas las instituciones del país. Su profundo conocimiento del sistema formador y del trabajo docente, unido a su rigor y lucidez intelectual, le confieren un indiscutido lugar entre los grandes nombres de la educación latinoamericana. Por tal motivo, seguiremos ahondando acerca del extenso estudio que realizó Davini en el campo de la enseñanza y seguiremos compartiendo sus palabras para descubrir algunas nociones fundamentales que nos acerquen a nuevos saberes sobre educación, enseñanza y los agentes que intervienen en ella.
En su libro “Métodos de Enseñanza” (2008), Davini nos dice que la relación que caracteriza la enseñanza implica a determinados actores (quienes enseñan y quienes aprenden) y componentes involucrados en una dinámica particular, en la que las características y acciones de cada parte del sistema mantienen una interdependencia recíproca.
Los actores y componentes centrales de esta práctica, tanto en sus objetivos (visibles) como subjetivos (pensamientos y disposiciones internas), son:
Alguien que enseña, que conoce lo que enseña y que tiene confianza en la posibilidad de aprender de los otros. Coordina y conduce la enseñanza, mientras aprende al hacerlo.
Alguien que aprende, aceptando participar de la enseñanza. Su rol es aprender de forma activa, poniendo sus reglas, delineando el curso de las interacciones desde su posición afectiva, desde sus intereses como así también desde sus capacidades previas, orientando el curso del proceso de enseñanza.
Una "materia" o contenido que se busca enseñar, considerado válido y valioso de ser aprendido. Es lo que le da la razón de ser a la práctica de enseñar, incluyendo conocimientos a asimilar, habilidades a desarrollar, modos de relación con los otros, modos de pensamiento y de expresión, actitudes y valores sociales, entre otras cuestiones importantes.
Un ambiente que facilite el desarrollo de la enseñanza y del aprendizaje. Es el que marca los límites y el desarrollo del sistema de relaciones, regulando el desarrollo de las actividades e influyendo en los resultados. Aquí se incluyen los recursos materiales y el flujo de interacción y participación de los actores.
La noción de regulación es fértil para comprender que estos actores y estos componentes mantienen relaciones dinámicas y mutuamente influyentes. La regulación implica el permanente ajuste e influencia de cada parte, no solo los aspectos visibles sino también las intenciones educativas y las disposiciones internas. Así, el sistema se desarrolla en permanente equilibrio dinámico.

La enseñanza como secuencia metódica de acciones
La enseñanza es una forma específica de relación entre las personas. Como acción intencional, la enseñanza busca el logro de resultados de aprendizaje.
La enseñanza es una actividad sistemática y metódica, con fases a lo largo de un tiempo y un proceso interactivo entre quienes participan, según los resultados que se busquen alcanzar.
La enseñanza es una secuencia metódica de acciones que implica un tiempo y un proceso, sigue una lógica y se conforma por una serie de etapas.
En la enseñanza familiar, un adulto enseña a un niño de forma gradual según las capacidades previas del niño.
En la enseñanza escolar o en la académica, los contenidos o la materia de la enseñanza serán organizados y conducidos de modo más metódico. Supone un plan de trabajo con una secuencia organizada de actividades en el que “una cosa se presenta antes y otra, después”.
Estos pasos formales son muy variables, según los propósitos de la enseñanza, el contenido, las características de los alumnos o del grupo y el contexto o ambiente.
La secuencia metódica no debe ser entendida como un reglamento o código rígido, sino como un marco de actuación básico, de ordenamiento lógico y pedagógico, pero flexible y adecuable a las características de los alumnos y a la dinámica del proceso en el contexto particular.
El docente y los alumnos desarrollarán acuerdos de trabajo y una serie de intercambios que enriquecerán la propuesta inicial.
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